La Interprofesional del Vino de España colabora un año más en la programación de la UCM con un curso en el que se han abordado los retos en sostenibilidad, con el vino como caso práctico
Madrid, 25 de julio de 2022 –Dentro del calendario oficial de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, que se celebran en San Lorenzo de Escorial, se han dedicado tres jornadas – 20, 21 y 22 de julio- a abordar los diferentes retos en materia de sostenibilidad de la cadena alimentaria con el vino como caso práctico.
La propuesta parte de la en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense, con la dirección de Montaña Cámara Hurtado, catedrática del Departamento Nutrición y Ciencia de los Alimentos y cuenta con el patrocinio de la Interprofesional del Vino de España (OIVE), que un año más apoya esta iniciativa que acerca el sector vitivinícola a la universidad.
Durante las jornadas se ha revisado la nueva estrategia europea ‘de la granja a la mesa’ y los retos que supone su aplicación tanto para la producción y la industria como para los consumidores, haciendo incidencia en el caso práctico del sector del vino. En este sentido, el vino ha estado presente en algunas ponencias donde se han tratado temas como el Papel del vino dentro de la Dieta Mediterránea como estilo de vida saludable, de la mano de Rosa M. Lamuela-Raventos, del departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona o La sostenibilidad en la cadena de valor vitivinícola, impartida por Mario de la Fuente, Gerente de la Plataforma Tecnológica del Vino.
Asimismo, el vino mostró también su lado más hedonista a través del Taller de evaluación sensorial de vinos: aceptación, bienestar y sostenibilidad, dirigido por Virginia Fernández Ruiz, doctora en Farmacia y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid.
Con esta iniciativa, se pone de manifiesto una vez más que el sector vitivinícola es parte integrante de la cultura, tradiciones y modo de vida español y contribuye a la sostenibilidad tanto en su vertiente medioambiental como económica (2,2% PIB) y social ya que contribuye a la fijación de la población al territorio, ayudando a combatir la despoblación de las áreas rurales.